Llega el verano y con él, el calor. Maravilloso para muchos y una auténtica tortura para los que padecen hiperhidrosis. Una afectación que sufre 3 de cada 100 personas y que consiste en una sudoración excesiva y no de forma acorde a la temperatura, llegando a condicionar el día a día de los afectados.
¿La solución? Pues pese a que mucha gente piensa que el bótox solo tiene una finalidad estética, puede representar el final de la sudoración excesiva.
La aplicación de toxina botulínica o bótox ha demostrado muy buenos resultados en la hiperhidrosis de axilas y palmas. Su mecanismo de acción consiste en un bloqueo de la transmisión nerviosa en la unión neuromuscular, pausando la producción de sudor entre el segundo y cuarto día después de la infiltración.
Su aplicación es inodora, sencilla y con mínimos efectos secundarios.
Pero, seamos sinceros: aunque los resultados son excelentes, no son eternos. No obstante será suficiente con repetir el tratamiento dos veces al año.
Una solución sencilla y efectiva cuando los antitranspirantes y desodorantes no son efectivos y que nos aleja del quirófano.